Había dos recorridos:
- El largo de 20 km y 850 metros de desnivel acumulado
- El corto de 12,5 km y 400 metros de desnivel acumulado
Como ocurre cada año una gran participación y un estupendo ambiente fueron la tónica de la jornada. A pesar de las amenazantes nubes que cubrían el cielo, en esta ocasión, la meteorología dio un respiro y afortunadamente nadie se tuvo que mojar.
Este año nos apuntamos como voluntarios para echar una mano Núria, Ruth y un servidor.
El recorrido se iniciaba subiendo por Can Salvi hacia el depósito y Rafa me encargó la labor de acompañar a la caminada hasta la explanada de los invernaderos. Para ello, poco antes de dar la salida ,la organización avisó por megafonía a los participantes de que "siguiesen al ciclista". ¡Qué responsabilidad!, pensé. Mira que si me despisto y la cago. Pero gracias al estudio previo del track en el wikiloc y a la excelente señalización no hubo problemas.
La siguiente tarea era desplazarse a uno de los puntos de control del recorrido ubicado en un cruce entre un sendero y el camino que lleva a las minas:
La siguiente tarea era desplazarse a uno de los puntos de control del recorrido ubicado en un cruce entre un sendero y el camino que lleva a las minas:
Sobre la marcha decidí acercarme a casa, dejar la bici y acercarme corriendo al punto de control. Total, estaba a algo menos de 5 kilómetros de casa y el día invitaba a correr.
Por su parte Núria y Ruth se quedaron en la zona de llegada realizando tareas logísticas y registrando el orden de llegada de los participantes. Y eso sí, la que primero se comió la buti caliente fue Ruth,