A pesar de la desgracia, en la VIP también pasamos buenos momentos. Me cuesta escribir está crónica pero sinceramente creo que también es justo recordar y valorar esos buenos momentos, la pasión que sentimos por este deporte y la amistad que se va fraguando salida a salida con los compañeros. De hecho, la fatal muerte de Jordi nos recuerda lo frágiles que somos y que sólo estamos de paso por este mundo. Por eso precisamente hemos de centrarnos en lo importante e intentar que todos tengamos una existencia plena.
En esta edición del 2014 nos desplazamos un buen puñado de Cebolletos, Salmones y Cérvols:
Mario, Sergi, Jose Manuel, Oscar, Sito, Javi (de Olesa) y Miguelón.
Puchini también estaba apuntado a esta aventura pero finalmente no pudo asistir por culpa de un desafortunado accidente laboral que le dejó K.O. el hombro. ¡Ánimo Puchini!, a recuperarse bien que la grupeta te necesita.
Gracias a Nutriland íbamos perfectamente preparados en el apartado de alimentación deportiva. Si bien los avituallamientos de la VIPXTREM están muy bien estudiados y son espléndidos tanto en calidad como cantidad, una pequeña ayuda siempre viene bien en este tipo de pruebas tan exigentes. Llevábamos geles, barritas, magnesio (ideal para evitar los temidos calambres), ”stimulred” y sales.
Todos, a excepción de Javi que llegó tarde a la salida, nos concentramos con antelación en las afueras del polideportivo de Vimbodí. Mi mujer e hija hicieron de reporteras e inmortalizaron esos momentos. Momentos como siempre inolvidables donde se entremezclaban los nervios y la emoción.
Como el año pasado, para tomar la salida, había que entrar dentro del parque cerrado pasando por el detector de chips. Y para conmemorar la quinta edición, la organización tenía preparada una sorpresa para todos los bikers que habían participado en las cuatro ediciones anteriores.
Por un lado, el dorsal era diferente, de color rojo y con un 5 en blanco que remarcaba que esta era la quinta VIP. Y por otro iban a salir los primeros. La organización había habilitado una zona bajo el pórtico de salida para tan ilustres bikers. Y claro, allí estaba yo.
Esta era mi quinta VIP, mucho ha llovido desde aquella primera edición en la que enrolé con la Lapierre FS 700. Arrastrar por estos montes los 14 y pico” kilazos” de aquella doble con mis patillas de globero fue todo una odisea. Repetir en las siguientes ediciones fue más sencillo.
El resto de la tropa también posaba para la inmortalidad con buen humor y ganas de afrontar la jornada.
A las 7 se dio el chupinazo de salida. Salida neutralizada hasta dejar atrás la población de Vimbodí. Mi mujer inmortalizó el momento con este vídeo:
Tras dejar el polideportivo entramos en la calles de Vimbodí. Todavía iba en cabeza pero poco a poco los capos de la prueba me fueron adelantando y tomando posiciones. Una vez salimos a la carretera dirección Poblet el ritmo se incrementó y yo no tardé en desistir y bajar un punto.
Poco antes de llegar a Poblet Sergi me alcanzó y juntos iniciaríamos la primera ascensión del día a “La Pena” charlando de gps, bicis, y de lo que nos deparaba la jornada. Este puerto es ya un viejo conocido. Sube tendido (desnivel promedio 8%) y se superan unos 400 mts en 5 kilómetros. Ya antes de coronar Sergi calentó motores y cogió el ritmo de la grandes ocasiones. ¡Adiós Sergi!
Y llegó la primera bajada y madre mía como corría la 29. Me sentí invulnerable y todopoderoso. Las curvas en herradura tan características de este tramo las negocié con una agilidad inusitada para mi. La piedras parecían no existir. Gratamente sorprendido por esta sensaciones pensé que sería un gran día.
Comenzó la segunda ascensión y fue entonces cuando escuche la voz de Mario que ya me estaba dando alcance. "¡Miguelón!, esta es la rueda que voy a seguir". Le pregunté que si estaba seguro, que mi ritmo era más lento que el suyo. Pero Mario ya lo tenía decidido, daba por bueno ese ritmo y me acompañaría el resto de la VIP.
Poco después nos alcanzó Alberto de Pallejà. Charlamos un rato, nos dio recuerdos para Puchini y continuó un punto más rápido dejándonos atrás.
Llegando al kilómetro 27 había un sendero muy chulo que puso en fila india a todos los bikers. Este sendero era nuevo de esta edición y la verdad es que resultó entretenido. Superado el sendero tocaba subir un poco más para luego afrontar un último tramo de bajada antes de la ascensión final a Vilanova de Prades. En este tramo el ritmo de Mario era más rápido y se fue. Yo a lo mío fui pedaleando rezando para que las piernas llegasen perfectas hasta el final.
En Vilanova de Prades (km 36) estaba el primer avituallamiento. Allí me reagrupé con Mario y tras un rápido refrigerio y engrase de cadena proseguimos la marcha. Al igual que el año pasado tocaba un sendero de subida. Mis sensaciones aquí fueron buenas. Me notaba más suelto y menos cansado que el año pasado. No sé si nuevamente era el efecto 29" o que la trialera está mas ciclable, pero lo cierto es que subía mucho mejor.
Y llegados a este punto nos encontramos con lo que nunca debería haber sucedido. Kilómetro 40, una chica y dos chicos estaban socorriendo al malogrado Jordi. Mario no lo dudó y bajo rápidamente de la bici. Yo le seguí. Joder, nos quedamos de piedra. Lo último que te esperas encontrar es esto. Mario echó un cable con el masaje cardíaco y yo ayudé en lo que pude. Otros bikers ya habían pedido auxilio por teléfono y sólo quedaba insistir con la reanimación cardiaca y esperar que todo saliese bien. No sé cuanto tiempo pasó hasta que finalmente apareció un vehículo de emergencias. Bajaron sus ocupantes con material para la reanimación. Una mezcla de tristeza y alivio por la llegada de la ayuda me invadió. Teníamos la esperanza de que serían capaces de reanimarlo. Nos apartamos para dejar trabajar a los profesionales. La chica les explicaba que llevaba bastante tiempo en ese estado, que se diesen prisa.
Finalmente decidimos continuar y poco a poco dándole vueltas a los sucedido nos fuimos camino de Prades. Ya antes de llegar al avituallamiento de Prades oímos la sirena de una ambulancia y en el propio avituallamiento un helicóptero. En esos momentos pensamos que era muy buena señal y que era altamente probable que lo hubiesen reanimado y lo llevasen a un hospital. Aferrados a esa esperanza afrontamos el resto de la prueba.
Saliendo de Prades había un rampote contundente de asfalto del veintitantos por ciento que nos puso a tono las piernas. Ahora íbamos camino de la Febró. En la subida se acercó desde atrás un biker que nos preguntó "¿Dónde esta Sebas?". Que risa nos entró. "¿Ostras conoces a Sebas? Ha estado lesionado y por eso no ha podido venir". Se trataba de un amigo del colegio apodado Pichu. Nos dio recuerdos para Sebas. Terminada la ascensión llegaba un sector muy divertido con algunos senderos en los que Mario iba marcando con audacia y precisión la trazada. Así se iba de lujo.
En el avituallamiento de la Febró (km 60) nos tomamos el magnesio, picamos un poco de fruta, rellenamos bidones y nos refrescamos la cabeza en al fuente. Ahora tocaba subir a la Musara. Y después de la larga ascensión senderos y trialeras para disfrutar. La "fast track" trasera de Mario parecía levitar inmune a las enormes piedras. Yo la seguía confiando ciegamente en sus decisiones de pilotaje y así baje por sitios que de otro forma seguramente no me hubiese atrevido.
Km 66 nuevo avituallamiento. Rellenamos bidones y para Mont-ral. Casi todo era de bajada primero tipo sendero y luego pistera pedregosa. Después de tanta bajada quedaba subir un poco (unos 3-4 km). Si bien el desnivel no era exagerado la aproximación a Mont-ral se tornaba cansina por los kilómetros y desnivel ya acumulados en las piernas.
En Mont-ral (km 76) estaba el avituallamiento fuerte del día. Un platito de pasta era casi obligatorio así como una ducha en la ya mítica manguera para refrescar la cabeza y los pies.
Cuando ya estábamos a punto de partir del avituallamiento apareció Javi. Por lo visto había tomado la salida 10 minutos tarde. Tras intercambiar saludos e impresiones nosotros continuamos con la marcha mientras Javi se quedaba a comer un poco de pasta.
De Mont-ral a Farena nuevamente bonitas y contundentes trialeras. Mario, en un alarde de destreza y sangre fría, se lanzó sin dudarlo sorteando todos los obstáculos como un jabato. Yo aguanté lo que pude hasta que en uno de los tramos más técnicos desistí y eché pie al suelo.
Y en Farena, sin duda, estaba el avituallamiento más marchoso. La música y unas chicas muy simpáticas nos daban ánimos para lo que nos quedaba por delante. Y es que tocaba la ascensión a la temida Bartra.
Como siempre, bajada desde Farena por carretera hasta el desvío hacia la Bartra. Este año no hay batucada. Con otro biker comentamos y hicimos broma sobre lo que se nos viene encima. El primer tramo era de asfalto y no tardó en empinarse. Recibimos ánimos de una familia excursionista. Y para arriba que nos fuimos. Afortunadamente la naturaleza se alió con nosotros y unas nubes taparon el sol y protegieron al escudo espartano y a nuestros fatigados cuerpos de los crueles rayos solares. Además corría un poco de aire. Climatológicamente la situación era infinitamente mejor que el año anterior en el que tuvimos que enfrentarnos a altas temperaturas durante la ascensión.
Llegamos al avituallamiento líquido intermedio pero decidimos no parar y seguir pedaleando. Yo a rueda de mi mentor Mario. El ritmo que lleva era bueno y aún podía seguirlo. Tras superar uno de los repechos más duro Mario me animó y me dijo “¡Te veo bien Miguelón!”. Y yo le repliqué "¡tú sí que estás bien!". Y es que Mario es fuerte y tenaz .... "como la mula Francis". Superamos otro buen rampote y curva a la izquierda. A partir de aquí Mario se fue animando e incrementando el ritmo. ¡Y de que manera!. Se marchó cuesta arriba en un despliegue de fuerza y poderío sólo alcance de unos pocos.
Yo seguí con mi ritmo y fue entonces cuando uno de los bikers me comentó que ya quedaba poco, que una vez coronada la Bartra la carrera estaba neutralizada y nos harían bajar directamente hacia Poblet. “¡Cómo! ¿Qué ha pasado?”-le pregunte. Y el chico me contesto que había fallecido Jordi y que la carrera se había suspendido. La noticia me cayó como un jarro de agua fría, pobre chaval. Ya nada de todo esto tenía sentido.
Y en el avituallamiento del kilómetro 91 nos reagrupamos.
Con tristeza bajamos dirección a Poblet. Un descenso largo y bacheado que acabó cargando las muñecas y los brazos.
Pasado Poblet coincidimos con otro biker de Pallejà de los Bicivoladors (no recuerdo el nombre) y juntos fuimos hasta Vimbodí no sin antes tener que cambiar las pastillas del freno delantero de la bici de Mario. El último descenso las había consumido.
Y entrando a lo que tenía que haber sido la meta unos voluntarios con el semblante triste nos dieron la medalla de finisher y la pegatina de la VIPXTREM.
Ya en el polideportivo nos encontramos a Sergi. Al poco apareció Javi. Y más tarde llegarían el resto: Oscar, Sito y Jose Manuel. A ellos les hicieron dar la vuelta en sentido contrario por carretera en lugar de continuar dirección la Bartra. Se pegaron una buena kilometrada.
Y entre amigos terminamos esta jornada. El año que viene sin duda volveremos.
Antes de terminar esta crónica nuevamente mandar desde aquí todo nuestro apoyo y cariño a los familiares y amigos de Jordi.
4 comentarios:
Grande Miguel, como siempre gran crónica. Felicitaros a todos y esperar a qué llegue la próxima edición
Enorme crónica Miguelon. Un placer acompañarte en ésta aventura junto al resto de compañeros. La vida está ahí para ponernos a prueba, pero junto a gente como vosotros es mucho más fácil superar estas desgracias.
Jordi D.E.P.
Impresionante proeza la vuestra chicos!!
Me quito el sombrero ante las dificultades que haveis superado!
Bravo!!
orgulloso estoy de todos vosotros tengo a unos grande unos grandes bikers por compañeros y amigos pero aun mas orgulloso de la persona que lleváis dentro,
nunca dejáis de sorprenderme .
un gran abrazo a la familia cebolletos y a todos los que tenemos alrededor que soportan , animan ,y nos entienden ........
desde nuestra pequeña pagina un homenaje a JORDI D.E.P.
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